En 2001, Gordon Gekko (Michael Douglas), tras cumplir condena por fraude financiero, blanqueo de dinero y asociación ilícita, sale por las puertas de la prisión federal siendo un hombre completamente distinto. Ya no es el rey de Wall Street; Gekko está sin afeitar y despeinado. Nadie ha venido a recogerle, ni siquiera su hija Winnie, de la cual se ha distanciado, ni ninguno de sus colegas de Wall Street, que durante su ausencia se han mantenido ocupados amasando fortunas cada vez más inmensas. Después de ocho años de prisión, ahora Gekko está solo y es un completo desconocido.
Fuente: http://www.elseptimoarte.net
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